lunes, 21 de julio de 2008

Dulce

Me regalas azúcar y me conviertes en un marino en busca de aventuras celestes. Me invitas a una noche de pasión y comemos en un rincón de fuego. Me devuelves a los sueños de una infancia que me envió directamente a un juego sin engaños. Las mentiras vinieron después, pero todo lo subsanarás tú, que eres un faro viviente, que me mueve hacia nuevas sensaciones. Me tocas con tu hermosura y nos regocijamos al viento con penumbras y con luces que saben a un elixir sideral. Eres mi postre de principio, de fin, de presencia, de ida y de vuelta, de origen y sin finitud. Espero serlo yo también para ti. Me endulzas.

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