Me reparas y me dejas como nuevo. Consigues revitalizar todo mi cuerpo con unas fórmulas que únicamente tú sabes. El tiempo está de nuestro lado. Poco a poco llega ese viento que nos conducirá hacia donde queremos, al punto que necesitamos. Se ha acabado el combate, y ahora llega el momento de curar las heridas. Ahí estás tú.
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Cerramos y abrimos las ventanas del enfrentamiento atroz, que convertiremos en concordia. Las promesas han de hacerse realidad. No podemos asistir impasibles a cuestionamientos inútiles. Hemos de comenzar nuestro edificio por unos cimientos sólidos que nos capacitarán para ser mejores. De momento, dejemos esas ventanas abiertas.
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