Beso tus emociones. Me pongo en tu lugar y hallo la franqueza de una visión que nos propone la virtud como tónica que nos acerca a la versión más idónea. Te cojo la mano y declaro mis conveniencias por tus ojos, por tus labios, por los susurros que me hablan de amor. Se acaban las controversias y me pongo donde deseo, pero luego entiendo que es un sueño. Me subo al carro de un Pegaso que me porta hasta el infinito. Espero que estés allí y que, juntos, nos pongamos manos a la obra para resarcirnos de unos errores que nos han hecho perder el tiempo. Ya no hay disimulo: te acabo de conocer y sé que eres la mujer de mi vida, aunque te vayas mañana, aunque pase lo de siempre. Me veo con fuerzas y confío plenamente en la suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario