Navego entre vientos que dominan mi aire vital y siento que me muevo como un muñeco en busca de autor. No aterrizo: sigo en la esperanza de una auténtica tierra firme. No es fácil. Todo, imagino, llegará en el momento adecuado.
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Sigue la tarde, pero no continúas tú donde yo querría. Los ánimos se cuelan con tus recuerdos sonrientes y soy levemente feliz. Seguro que volverás.
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Te escribo sin disimulo y te cuento lo que soy y me ciño a imágenes que me provocan razones y salidas hacia la voluntad más querida. Apuesto por ti en la seguridad de que nadie perderá.
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