Atravesamos un momento idílico, o, al menos, eso pensamos. Nos controlamos y evitamos accidentes que pueden resultar mortales. Ya no aparecen las amenazas y los aumentos de miseria en una relación inestable. Nos decimos que es cosa del pasado, o así se me antoja. Recibimos unas propuestas de convivencia que nos hacen actuar con inteligencia. Defendemos nuestras posturas, como no podía ser de otro modo, pero consideramos que es mejor el consenso y la colaboración, el entendimiento y la concordia. Los sentimientos son expansivos y gozamos de mucha alegría y felicidad. Hemos escapado de mareos y cumplimos asumiendo tareas sanas. Hemos conseguido huir del frío, y ya podemos con todo, quizá con más de lo que pensamos.
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