Ya estoy, ya no, y me recreo en tu corazón. Hago caso de ti y te sigo con impulsos. Eres todo lo que deseo, más, desde lo increíble. Continúo por la senda que me enseñaste y te procuro como amiga que eres. Eres mi dulce experiencia, mi contrato sin cláusulas, mi deseo hecho realidad. No voy a ninguna parte en especial, porque estoy y no estoy, y seguro que estaré. Me digo todo y no me digo nada.
………………
Llamo para decirte que te amo, y me dicen, como si fueras tú misma, que no queda nadie para atenderme. Me voy llorando a casa, y, cuando llego, advierto que no hay razones, excepto para morir de felicidad. Te agradezco que me hayas abierto los ojos: hace tiempo que debí hacerlo yo solo. Lo malo es la amargura que me queda: no saboreo ningún divertimento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario