Ya entiendo todo: finalmente me confiesas los motivos de tu marcha. Cuentas que has sufrido mucho, y lo creo. Espero que te recuperes pronto. Sabes que me tienes a tu disposición, como siempre.
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Te pienso, te digo, te confieso: te quiero con sencillez y sin simulación. Te envío mis besos y ten la seguridad de que cada hora te llegarán más. Se acabaron las fechas.
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Me decido por ti, y lo hago sin rodeos. He tenido suerte de conocerte y lo reconozco delante de todos. Me has devuelto a la vida, el sentido.
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Aspiro tus palabras y me convierto en un hombre nuevo. Te comprendo mientras me conduces por las sendas de la pasión. Todo irá bien.
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