No sé lo que me ofreces, pero sé que es bueno. Lo palpo, lo siento, lo intuyo, lo empiezo a saborear.
....
Nos salpicamos de esa sal que es vida, de ese azúcar que es un sabor delicioso que nos resuelve cualquier dudas. Nos adecuamos, nos amoldamos, nos hacemos puros complementos hacia esa situación increíblemente perfecta.
....
Empezamos a contarnos cosas que hieren, que nos dejan en la estacada, que nos aclaran conceptos, que nos conforman como amigos de la razón. Siempre empezamos, pero eso me da fuerzas.
....
Nos besamos de buena mañana, y por la noche, y durante los segundos infinitos de un tránsito que resultará con disposición y con determinación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario