Ruge la voz que calla, que no se oye, que no se puede escuchar. Reitero algún pensamiento de libertad que otros se han apropiado, y lloro en el silencio de esa noche que ya es condena. No me acerco a tus manos por pudor. Tenemos penas que compartir, pero ya nos escuchan otros oídos. Escondemos el amor, y así morirá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario