Nos encariñamos con la vida misma, y eso es bueno, pues quiere decir que hay amor.
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Hemos pedido besos. Llegan de sobra.
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Somos en el buen itinerario.
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Pidamos vivir con muestras de alegría que se irán extendiendo poco a poco.
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Nos enamoramos con la despedida eterna.
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Somos con enterezas.
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Estemos listos para lo que sea menester.
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Nos abocamos al deseo no fingido.
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Nos imprimimos la razón.
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Sepamos siempre.
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Gustemos con celeridad y de manera perdurable.
Juan T.
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