Impliquemos los anhelos
desde la libertad absoluta,
desde la emoción no contenida,
procurando que los avances
sean más que reales.
Nos debemos a un universo
de sensaciones que gestarán
ese sentimiento de gracia
y de benevolente alegría.
Hagamos caso a las intuiciones
que nos transportan
al plan de unas estrellas
que saben de su brillo,
pero, sobre todo, creen en nosotros.
No olvidemos
a ese dulce dragón de colores
que todos llevamos dentro.
Juan T.
Un bellísimo canto al amor, a la libertad y a la alegría.
ResponderEliminarFelicidades.
Un beso.