Tomamos el día
en
esta sombra
que
nos lleva
a la
luz
de
una laguna
que
es cobijo y origen.
Hemos
renacido
en
este lugar
que
no es nuevo
pero
que se presenta
con
fuerza y brillo
de
preámbulos,
como
si todo estuviera
por
reinventar.
Es
nuestra, la jornada.
Nos
atemperamos.
Hemos
adornado
previsiones
y creencias
en
cuanto fuimos.
No
estamos donde siempre
porque
la actitud es otra.
Tomamos
el día.
Nos
debemos
a una flamante sintonía
con
decisión y una querencia
que
constate
aquello
en lo que creemos.
Nos
universalizamos.
Nos
encartamos.
Vamos
por el día.
Hemos
de provocarnos
para
suspirar y aceptar
que
todo es posible.
Nos
enfrascamos
en
una gran verdad
que
consiste en bondad
y
amor infinito.
Tomamos
el día
y
nos decimos
que
adelante.
Juan Tomás Frutos.
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