Me has dejado conmocionado: no sé ni lo que me has hecho. Apenas he podido esquivar un golpe que me ha doblado el espíritu. Ya no tengo amor, ya no tengo razones, ya no tengo nada. Te has marchado al galope, subida en un pedestal de éxito y de triunfos que serán pasajeros: ahora no lo ves, no lo piensas. Has decidido cerrar los ojos y llevarme por la oscuridad y por la desventura. No acierto a entender nada de cuanto me rodea. Me siento plano, asustado, harto. Ya no tengo remedios, ni ideas, ni criterios para salir adelante: estoy desarmado. Visto lo visto, me declaro vencido, y, por lo que ves, estoy medio muerto.
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