Hay cuestiones que podemos diluir en una nada que navega sin velas. Te miro con atención, y veo en ti a la persona con la que encerrarme toda una vida o más con plenitud serena. Éste es el día supremo para reconocer que te tengo presente con una sonrisa de ser querido, desde la distancia, y en un amanecer profundo y apelador. Es grato conservarte cerca: te invito a disfrutar del momento.
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Recorro todo tu ser con un consenso que determina el descanso y las necesidades. Te facilito las decisiones con un cambio de actitud. Te amo.
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Me comporto como el amante que soy, y te procuro regalar la felicidad que mereces. Nos salvaremos.
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