Navegamos por aguas procelosas que nos invierten el destino. Quizá estamos equivocados y no queremos reconocerlo. Hemos buscando intenciones que nos asolan los corazones. Hay elementos extraños que dividen lo poco que queda, y lo malo es que no nos damos cuenta, no queremos aceptarlo. Si no trazamos la línea de los errores, no seremos capaces de afrontarlos con medidas y con soluciones. Has cerrado tanto los ojos que no entiendo como es posible que nos comportemos así.
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Comienza ese nuevo día en el que vendrá la oportunidad largamente esperada. Cuando se produzca el milagro seremos felices por siempre. Quizá echemos luego en falta algo: ya se verá.
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Has comprometido todo, y todo se ha perdido entre huracanes que vinieron por nuestro bienestar. Debimos irnos o poner todo a salvo. Estuvimos en otros menesteres.
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