Nos hemos vuelto ordenadores de sobremesa, portátiles en evolución, transacciones registradas desde miles de kilómetros de distancia. Estamos dominados por los PC´s y nos dejamos sustituir por números que establecen claves y tasas. Hemos aligerado nuestros movimientos para contactar con terminales que aceleran las ventas por gamas y por segmentos. Los negocios son significativos y están en auge. Avanzamos desde los aparatos tradicionales y abandonamos los hogares que tantas sugerencias nos regalaron. Ahora somos “mucho” en precios, que se incrementan más y más, pero no tenemos valores, y, seguramente, no disponemos de talento para modificar las tendencias.
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Nos extendemos como una plaga aniquiladora que no piensa en el futuro. Nuestros objetivos son inmediatos, o, a lo sumo, mediatos. Nos dedicamos a esquilmar los recursos, y éstos se agotarán algún día sin darnos ninguna otra oportunidad. Hemos impuesto reglas nuevas, y la Naturaleza se rebelará frente a una situación que seguro que será insostenible. La paciencia se nos agota, y nosotros iremos tras ella. Hemos confundido lo urgente con lo importante, y ya no estamos preparados para sobrevivir. Miramos los negativos de las fotos de los últimos tiempos, y observamos que prevalece su aspecto oscuro.
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