martes, 22 de julio de 2008

Pasión y daño

Me subo a la pasión
que es garbo
en la carestía multiplicada
por el anhelo
de una jovialidad triste.
Vivimos en la contradicción
de las castañuelas,
en las creencias
que nos hacen grandes
por el milagro
que nadie atiende
con todos sus elementos.
Vemos lo que parece visible,
y creo que atendemos
un poco más.

Suplimos las deficiencias
con mucho arte,
con la broma
que es empeño
en las subidas hasta cimas
de glorias anónimas.
Podemos ser altivos
en la sombra,
mientras reclamamos
la atención de unas piernas
que viajan con la voz
más desgarrada.
Amoldamos uñas
de colchones extraños,
anidados en aguas turbulentas,
que aguantan la tempestad.

Te pido el favor
de una palabra,
de un grito frenado en seco,
de una respuesta
a mi corazón herido,
consentido en la noria
de unas determinaciones
que viajan sin luz.
Pones el peldaño
que me hace fuerte y libre,
y lloro de gracia,
por el estado
que me consiente,
que me estima.

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