Es un nuevo día que no permite recuperar la normalidad. Todo ha pasado y todo comienza en mitad de una estampida que nos abre ventanas sin aire. Hacemos los recorridos del tiempo con rutinas más y más repetidas. Lo principal nos viene con resúmenes que nos amenazan con actividades poco gratificantes. Vivimos en una prórroga plana.
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Nos lanzamos en busca de una aventura que no es ni nueva ni vieja. Nos proponemos una paciencia que no practicamos y somos entre números que no nos traen la suerte de antaño. Nos comen con sus vanidades, con esos pasajes a una Luna que ya no existe. Es un ciclo, el nuestro, que no aporta nada.
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