Me rompo en mil pedazos, me quemo, soy todo tuyo en la armonía de un destierro al que yo solo me he condenado. Aclamo las situaciones a las que me porta un destino que ya no cree en mí como tú y yo al principio de lo que era nada. Me he asustado por todo y sin motivo alguno, y me susurro a mí mismo que no debo dejar que el disgusto me atragante los buenos criterios. Acerté contigo.
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