Corriges el amor,
que es ansia malhumorada,
malgastada en las señales
que cruzan el desierto,
hoy manso y quieto
por la precipitación
de tu marcha,
que se suma a la herida
de mil batallas solitarias.
Avanzas en ese instante
que es poder a medias,
lanzado al vacío,
supuesto, recio, callado,
como todo poder,
presto a una deficitaria
gestión y defensa.
Equilibrio cuentas,
que salen a medias
en la penumbra de un anhelo
silente, golpeado
por la rutina sin objetivos
claros y sanadores.
Cambias tu destino,
y otra vez te equivocas
mientras ves que llegas
con un saco de besos
en el vacío,
vacíos ellos mismos
de ese contenido azulado
que, de existir,
sería embriagador.
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