miércoles, 24 de junio de 2009

Breve esbozo de la crisis mediática

La evidencia se impone. Se han sumado muchos factores, y la coyuntura es la que es. Hemos esperado mucho, y todo se ha vuelto más del revés. Hay que reconocerlo a las claras. La tesitura es dura, compleja y complicada. Los medios de comunicación están en una situación casi desesperada. Miles de despidos, bajos salarios, un exceso de oferta laboral ante una demanda precarizada y pequeña: éste es el escenario. Las causas de las dificultades de la Prensa, de la situación crítica por la que atraviesa, son, sin duda, mucho más profundas que las de otros gremios o sectores. La crisis actual generalizada se ha sumado a la que ya padecíamos desde hace una década al menos. La precariedad laboral, el intrusismo, la falta de movilización del sector, la carencia de una complicidad mayor con la sociedad sobre lo que somos y lo que hacemos, el no reconocer errores en algunos planteamientos éticos y empresariales, etc., nos han llevado a una coyuntura de difícil salida. Es momento de reaccionar, o perderemos el tren de las posibles iniciativas o medidas que deberíamos llevar a cabo.
Las ayudas, al igual que ha ocurrido en otros ámbitos, pueden ser la solución, o parte de ella. Hablamos de subvenciones directas o indirectas desde las Administraciones Públicas. Si se conceden con buenos criterios, siempre consensuados con el sector, y con transparencia, no tienen por qué ser, esas ayudas, una injerencia. Se otorgan ayudas a otros sectores, como la banca o el automovilístico, y nadie las cuestiona. El objetivo debe ser defender la creación y/o el mantenimiento de puestos de trabajo estables y bien remunerados, o suficientemente remunerados. La calidad ha de ser la premisa.
Pese al caos, a las ínfimas perspectivas, hay motivos para la esperanza. Sin duda, hay soluciones, hay futuro, que pasa por una mayor unión, por una apuesta por la credibilidad de los medios y de sus profesionales, por una mayor conciencia ciudadana y social, por una puesta en común de los problemas profesionales y económicos, y por el consenso en que la competencia atroz y desmedida en muchos parámetros no es la solución. Las pruebas de lo que digo se obtienen del panorama actual, que enunciamos entre todos cada día que amanece. Hemos de cuidar, en paralelo, que no haya un mestizaje de formatos, de soportes y de géneros. Digamos en cada momento lo que hacemos, cómo lo hacemos y qué es lo que se debería realizar. Cuestionemos y denunciemos, asimismo, las actividades que no redundan en más credibilidad del gremio periodístico.
Por otro lado, señalemos que los gabinetes de comunicación de las empresas parece que están aguantando mejor esta crisis tan descomunal que padecemos. Todo indica también que los soportes de las nuevas tecnologías nos pueden llevar, a medio plazo, a conseguir incrementar los puestos de trabajo en los medios periodísticos que se ofertan a través de Internet. Por el contrario, la Prensa, la Radio y la Televisión viven momentos, casi por igual, bastante pésimos. Por eso, porque es una situación muy extendida y muy delicada, tenemos que poner en marcha mesas de trabajo para buscar y desarrollar medidas paliativas y soluciones a largo plazo. Estrechemos las manos y contemplemos ideas de conjunto para salir adelante, que podemos. La fe, con movimientos simultáneos, mueve montañas, sobre todo montañas de una incomunicación que ha imperado, aunque parezca mentira, en nuestro ámbito. Adelante. No miremos atrás, ni nos dejemos llevar por la inercia de una historia que, en esta esfera, como en otras, no ha sido precisamente halagüeña.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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