jueves, 26 de noviembre de 2009

Empatía y simpatía en la Comunicación

Pensar en las características y en las condiciones de los que nos rodean, con valentía, con juicio, con valores próximos, teniendo en cuenta sus circunstancias, y desde posiciones simpáticas y empáticas, constituye una base cierta de conocimiento convencido y de comunicación. El planteamiento en la vida, como en la comunicación, ha de ser intermedio. Utilicemos esa perspectiva. No nos distanciaremos, al menos, de quienes están más cerca. Afirmamos las evidencias que nos traen repasos de conductas y de entendimientos en el ámbito comunicativo. Estamos prestos a hacerlo viendo que hay, porque lo hay, un valor añadido en contarnos lo que ocurre. Hemos sido en la fugacidad de un crecimiento que nos dejó en un momento bueno de la fuerza, que nos distrae con resoluciones verdaderamente relativas, como casi todo en la vida. Hemos de plantearnos unos instantes de consentimientos mutuos. Hemos de fijar algunos anclajes para movernos entre injerencias y herejías.

Juntos podemos entre poderosas intenciones que no han de nublarnos la vista. Juramos convencimientos eternos de efímeras caricias al saber, que hemos de endulzar con más comunicación, que nos ha de liberar. El conocimiento ha de gestar más empatía, más resolución, menos conflictos, medicaciones ante las intenciones que se suceden con normativas más o menos básicas.

Hemos de aprender de lo que acontece, de lo que ocurre con una simpatía más o menos brillante. Hemos de generar más creíbles intenciones con atenciones supuestas. Iremos a alguna parte para consolidar aspectos considerados muy elementales, pero, en todo caso, precisos para incrementar nuestras personalidades, que han de madurar con prestaciones de gran enganche a lo que tiene sentido, que es casi todo lo que se advierte con una buena voluntad y con una mejor dedicación.

Refrescar lo que somos, lo que pretendemos, nuestros objetivos, y con la divisa de una comunicación constante en lo interior y en lo exterior, es el sustento de un protagonismo de preferencias que hemos de compartir completamente. Nos hemos dado unos soportes que debemos aprovechar en todo tiempo y lugar. Nos confesamos apoyos tan singulares como incondicionales. Hemos buscado palabras que hoy, como ayer, tienen, o han de tener, un cierto sentido.

Apliquemos el método del balance saliendo de los errores repetidos desde intereses variopintos. Hemos de contar todos los recursos, todos los condicionantes, desde el sabor de la intención linda, que la tenemos, o debemos, y así saldremos con la convicción de que intentamos (al menos, de tener esa vocación) aprovechar los elementos que fueron respuestas antes de formular las preguntas. Comunicamos. Comuniquemos. Nos daremos muchas pistas para aprender y para estar más sosegados moderados en nuestras decisiones. No olvidemos que la simpatía y la empatía funcionan muy mucho en comunicación, y, claro, en todas las áreas de nuestra vida.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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