viernes, 29 de enero de 2010

Creencias comunicativas útiles

Creer y comunicar desde el resultado positivo es el objetivo. Hagamos un poco de resumen de actividades que intentamos conservar. Destacamos lo que pensamos, lo que nos consigue desde la virtud y el buen fin. Pregonamos claves que han de acertar, si no a la primera, pronto, en cuanto es posible, con garantías, o puede que sin ellas, pero prestas a la devoción consecuente. La solidaridad es la base del futuro que perseguimos, con comunicación, con diálogo, con consenso. Las declaraciones han de ir firmes y sin pausa.

Nos posicionamos a menudo en la idea del equilibrio para dar con las suposiciones que, debidamente contrastadas, constituyen la inercia que nos aproxima a lo que tiene algo más que definir. Intentemos llegar a ello con carisma, con gratitud, procurando que todos estemos en el mismo lado y con la dirección hacia intereses comunes.

Nos insertamos en las ranuras para monedas dispares en las nuevas inercias con las que nos conducimos hasta venir al punto donde hemos de medir lo que tenemos, lo que no. Aprendamos que, en la diversidad, está el gusto. Hemos de vivir las emociones de cada momento con instantes de creencias útiles. No busquemos únicamente nuestro bienestar, sino el de todos. En ello daremos con el símbolo que nos invitará a nuevas iniciativas.

La existencia ha de discurrir con gratas caricias que hemos de recuperar y restaurar para que no se agoten. No nos pongamos tristes. La alegría es el cimiento para los grandes proyectos, para que sean logros de verdad. No dejemos atrás las costumbres que fueron y que serán con preferencias que hemos de sacar del ostracismo y del silencio.

Ideemos el presente con un fogoso futuro con el que intentar estar sintiendo sin alarmas, esto es, viviendo el interior con fuerza. Consultemos el reloj sólo para conocer las etapas, pero sin que éstas nos rompan el ritmo que debemos llevar a cabo. Sigamos hacia ese horizonte de colores vistosos y palpitantes.

Aprendemos de cuanto nos prefiere, de esas circunstancias que a veces deciden por nosotros. No elegimos del todo: son las variadas condiciones las que nos ponen en los bretes que nos entretienen, y puede que sea bueno que ocurra así. Iremos donde sea menester y con lo que sea menester en el objetivo de aclarar lo que anhelamos, hacia dónde nos dirigimos.

No nos cansemos. Ideemos soluciones incluso antes de tener los problemas. Tomemos esa respiración con segundos de sabor a gloria. Podremos saborear olores que creíamos olvidados de la juventud. También es deseable que la infancia no se olvide como referencia. Comuniquemos con nuestros argumentos desde el corazón.

Demos con los premios que nos invitarán a aspiraciones tan serias como joviales. En el equilibrio y en el diálogo están las virtudes de todo cuanto está por suceder. Nos hemos consolidado con relaciones que haremos eternas. Haremos del itinerario un entusiasmo constante.

Nos hemos de preferir como somos. No daremos con alarmas. Inauguremos las posturas con insistentes creencias hacia otra dimensión de la que aprenderemos muchísimo. Lo primero es respetar al otro, al tiempo que lo conocemos. De este modo pasaremos del hastío al deseo, y todo gracias a la maravillosa comunicación con la que hemos de ser más humanos, más nosotros mismos. Hoy os hago llegar mis anhelos, mis planteamientos de dulce factura. La cosecha lo será igualmente. La utilidad indeleble e inefable, la no tangible, la no material, es la que nos ha de mover.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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