viernes, 18 de abril de 2014

Siempre te recordaré

Podría decir
que te amé
de  mil maneras diferentes,
como a tus historias,
que hice mías.

Padecí contigo,
y viajé contigo,
y contigo fui el más devoto
de lo humano,
que me hiciste experimentar
como nadie, de manera sencilla.

Me aficioné a ti,
a tu tono, a tus formas,
a esas miradas limpias
que me contaban algunos porqués
y que me llenaban de interrogantes.

Aprendí mucho,
y gané y perdí,
y empaticé, y sentí,
y viví.

Fuiste, eres, un ejemplo
de existencia, de dinamismo, de avisos,
de superación del lenguaje
de derrotas en una generación hallada
por gentes como tú.

Los grises y los negros
enturbian ahora mis recuerdos,
que también son vida,
y trato de avanzar
con naturalidad, desde el hechizo
que me enseñaste,
mientras pienso en tus ojos
y en lo que nos contaron.

Has sido un maestro:
lo sé por tu inteligencia,
por ese don para plasmarla,
y porque siempre te recordaré
como una buena persona.

Gracias, Gabo.

Juan T.

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