sábado, 9 de mayo de 2015

Una maratón de sueños

Surge el día con disciplina. Los hábitos nos mueven. No permitimos que el cansancio y el hastío nos puedan, por mucho que lo intenten. No ha de faltar tiempo para nosotros mismos.

Viene la jornada con precipitación, como parece que todo va hoy en día, pero precisamente en este amanecer le bajamos un poco el ritmo, que ponemos nosotros.

Nos damos cuenta que respiramos: nos sentimos vivos. Es un sentimiento sencillo, natural, pero que a veces se diluye por la experiencia rauda que no admite demoras y que busca resultados sin saber muy bien qué hacer para acercarnos a ellos.

Aspiramos la hermosura del entorno y caemos en la cuenta de que no andamos solos. Es más: tenemos la mejor compañía posible. Nos reiteramos que la felicidad aparece, y, fundamentalmente, se conserva, cuando sacamos provecho, sin prisa, sin objetivos extraños, a cuanto somos y tenemos.

El colocar peldaños más altos de manera constante propicia un daño atroz. La mesura y la perspectiva contribuyen a progresos de cálidas presencias con los que sentimos "confortabilidad". Debemos. No necesitamos tanto. A menudo nos hemos de dar tiempo para pensarlo y, en paralelo, para tomar medidas que nos hagan aflorar lo mejor de nosotros mismos.

Quizá por ello hablo de disciplina. Hemos de poseer y cultivar la voluntad, e igualmente fomentemos la formación, para no dejar de lado lo que nos es fundamental y pura esencia para esa paz que proviene de la justicia. La primera (justicia) ha de ser con cuanto somos y también con nuestros sueños.

Con el fin de que justifiquemos y expliquemos el día de hoy, os pido una cosa: intentad, sí, hoy, que se lleve a cabo un pensamiento bueno, una elucubración. Mañana nos pondremos deberes similares, pero centrémonos en esta jornada. Hagamos que al menos un anhelo se cumpla y veremos como estamos mucho más contentos. El objetivo no ha de ser otro que prepararnos para una maratón de sueños. Ejecutemos los ejercicios precisos. ¡Adelante! Ya me contaréis los resultados. ¡Buenos días!

Juan TOMÁS FRUTOS.

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