Envidiamos una razón, y la tenemos. Buscamos otra, y somos los dos.
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Hacemos esos favores que nos convierten en centros de atención que nos permiten fugarnos del lugar más acertado.
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Nos preparamos para ser un poco más, para vivir, para expresarnos con mucho afanoso amor.
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Apuntamos al corazón y hacemos una diana amorosa que nos libera de todo compromiso inútil.
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