Estamos listos para ser personas, para abrumarnos con los intereses más o menos discretos de una afición que produce ganas de vivir y planteamientos abiertos.
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Nos vamos con la música a cientos de partes que no terminan de hacernos disfrutar lo que anhelamos.
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Me sigues de cerca, pero no me lo quieres decir. Yo sé que estás ahí, y tú sabes donde estoy. No perdamos más el tiempo.
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Me obligas a ayunar. Sabes lo que hay, lo que esperamos, lo que nos descontrola en un mundo supuestamente feliz. Volveremos.
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