domingo, 25 de julio de 2010

Los beneficios del encanto comunicativo

La magia de la cortesía, de la educación, de actuar con encanto en las relaciones humanas se traduce en resultados estupendos. La comunicación precisa de una interacción más o menos intensa y elaborada. Intentemos andar el camino comunicativo con el corazón teniendo en cuenta lo que piensan y anhelan los demás. Llevemos un papel con los deseos que han de aceptarnos como somos. Pongamos los resultados que hemos diseñado con acuerdos bendecidos por las buenas miradas. Las habilidades se resumirán en una serie de gestos con los que nos pediremos las mejores caricias comunicativas. Expongamos lo que hemos reflexionado y puntuemos en lo solvente.
Aprendamos con los pronósticos sin reservas inútiles. Busquemos instrumentos de poderes. Nos hemos de hacer caso. Gobernemos nuestros aprendizajes sin rubor. Hemos de repasar todo lo que ha quedado en diversos cajones: lo hemos de practicar dentro del marco de la recuperación de esas aficiones más modernas. Nos queremos con medidas sanadoras.
Nos debemos otorgar beneficios con encantos graciosos. Nos hemos de enamorar de todo lo que hacemos. Vayamos y digamos con el mejor fin. Hemos de pender de porcentajes con solubles conjuntos.
No congelemos los pensamientos. Charlemos de lo que llevamos en las mentes y en los corazones y ajustemos en lo fundamental. Leamos esos libros que tanto nos complacen. Hemos de gustar con normas sin suposiciones. No ha de pasar de largo ese carrusel de ideas que hemos ido cosechando.
Nos interesa la felicidad, pues con ella andamos más y más lejos. No fastidiemos todas las ocasiones que tenemos en el escenario que hemos de manejar con picardía y relevantes objetivos. Centremos las estrategias que han de tratar de los convenios comunicativos que nos han de dar alas para volar cerca y lejos. Tenemos muchas posibilidades.
Encontraremos lo escaso. La vida es. Hemos tomado muchas notas que nos contrastan multitud de pareceres. Nos daremos tiempo, que es lo más escaso. Nos explicaremos todo lo que hacemos, aquello que fue abordaje con sus consecuencias y todo lo demás. Las reacciones nos han de provocar impulsos con pretensiones renovadas. Nos consolidaremos en los nuevos encuentros. Los calendarios nos darán faenas con sus eventos propios. Hablemos durante mucho tiempo. Será bueno.
Consultemos lo que nos apetece hacer con claridades relativas. Nos queremos, y eso ha de ser el punto de enganche para reiterar el fin de poder funcionar en mancomunidad. Reformemos un poco los beneficios individuales para que se muestren en colectividad, con gozo. Muchas cosas son necesarias para ganarnos ese respeto que será arreglo en la parte más hermosa. Nos hemos de brindar un poco de tiempo para recuperar las idóneas conclusiones. Discutamos con moderación y templanza. Más que eso: debatamos en el deseo de aprender y de compartir lo que hemos conocido. Movernos con encanto, en su búsqueda, en el afán de fomentarlo, nos conduce a unos estadios maravillosos. Probemos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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