domingo, 21 de octubre de 2018

Contar nuestras verdades


Estamos en tiempos de crisis. Eso no quiere decir que el mundo se acabe. Prefiero verlo desde la perspectiva griega de puesta en cuestión del modelo vigente, que es el significado en el que entronca, este término, sus raíces. Todo está cambiando, en los planos político, económico, social, cultural… Tengamos presente que la vida, siempre mutante, es eso que sucede mientras hacemos planes.
Por eso me gustan los debates, los congresos, los talleres, las ponencias interactivas en busca de emociones, de razones, de intereses que, en el fondo y en la forma, que, en sus orígenes y llegadas, han de tener puntos comunes, y no por un afán de homogeneidad, sino, fundamentalmente, por la necesidad de avanzar en y desde el conjunto, que es como se consigue todo.
Estos días hemos estado, precisamente, siguiendo en Murcia un Congreso Taurino de carácter nacional donde han salido a colación los ingentes asuntos de la Fiesta, que pasa por un momento de mirada recíproca entre quienes son los protagonistas en el albero y aún antes de ubicarse en éste y el público en general.
No se deben denostar ni ignorar a quienes no creen en este arte, en esta tradición, en estas ceremonias que tienen mucho de antropología apegada a determinados territorios y perspectivas históricas. Es bueno salir a la calle, como relataba Mairena, y contemplar lo que sucede. A la par de palparlo hemos de hallar desde la educación la manera de glosar nuestras verdades.
No olvidemos que los asuntos del corazón llevan tiempo. No importa que haya dudas o fluctuaciones. Es cuestión de perseverar en el camino sabiendo que llegaremos a un interesante puerto porque nos mueve la buena intención. Esto habrá que repetirlo sin pugnas ni desaires.
Hay talento, como se demuestra en las aseveraciones y disertaciones del citado Congreso, para defender aquello en lo que se confía, que es mucho y atañe a generaciones que nos enseñaron que arte, alegría, vida, muerte, deseos, valores y capacidades de toda índole se congregan en unos acontecimientos que definen una amplia parte de lo que somos. Quitarnos esa dosis es perder una definición auténtica. Sin bondad y certezas, no lo olvidemos, no vamos a sitio alguno. Contemos, por favor.
Juan TOMÁS FRUTOS.

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