martes, 31 de agosto de 2010

Pura evolución comunicativa

El progreso es vida, es una necesidad, es lo que nos permite ver que existimos con unas motivaciones ciertas. Así, pues, expandamos y exprimamos las sensaciones y los mensajes sobre los hechos, eventos y apreciaciones del contexto en el que nos movemos. Vayamos tras lo interesante con ese valor que nos ha de añadir la evolución más jovial y menos triste. Tengamos esa fiesta que nos agradece el deseo sin precipitación. No pongamos en tela de juicio ese afán que nos ha de nutrir con ese camino de esperanza que en otros tiempos se vio como vencida. Nos hemos de poner en la brecha que recoge las mejores mieles de un triunfo importante en el ámbito personal, el que más nos debe interesar.

Respondamos con los entusiasmos de anteriores separaciones que nos han de preferir en la noche de esos cuatro tiempos que nos han de dirigir el ánimo menos diferenciado. Nos hemos de divertir. Nada ha de faltar ahora que el reclamo es de pensamiento alegre. Cada cosa es en la noche de unos tiempos que se han de poner en el cruce de caminos y de pensamientos con deseos nada figurados.

Las consumaciones de años que se fueron se quedan en ese trance que es molino de viento con el humor bien gustoso. No hemos agotado los momentos, ni lo esfuerzos, ni las entradas hacia esa versión que nos recorrerá el alma con un consejo medio sencillo, conclusivo con y en sus enterezas más defendibles. Hagamos elegantes los momentos propicios de siempre.

La vida nos marca trayectorias con las que hemos de aumentar las expectativas de vidas serenas. Divisamos procedimientos con los que nos asaltan tantas dudas como podemos manifestar cuando las cosas se enseñan con sus respuestas menos graves. No hemos asumido lo que tiene directrices de perdones para asumir los tiempos que hemos de emplear para saber un poco más de las opiniones y de las experiencias de los demás.

Generemos espacios para vivir. No hemos de dejar en otra parte lo que es suposición con una verdad de deleites relativos. No vayamos donde nos hemos de quedar sin suficiente energía. La vida nos ha de convencer de los aspectos más deseables. Regalamos la calma como un objetivo básico para que todo permanezca encima de esas ruedas que nos han de defender con sus recreaciones anteriores, que eran formidables. Más lo serán con los diversos canales comunicativos. Creemos y recreemos la ilusión por lo que es el aprendizaje en estado de pura evolución, que ha de ser con las menores fricciones posibles. Vivir es transformarnos en la creencia de que podemos aportar a los otros, y que los otros nos pueden ayudar en nuestros sucesivos pasos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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