miércoles, 10 de octubre de 2012

Buenos planes, óptimas intenciones

Prestemos atención a cada una de las etapas que nos rodean y sigamos la estela que nos invita a negociar viendo cuanto nos ocurre. Hemos de saltar los obstáculos que nos rodean con sus planteamientos de resacas queridas. No suspendamos el papel de la memoria.

Hemos de insistir en las caricias que nos aclaran qué hacer en cada momento. Nos debemos dar visibilidad en positivo. No caigamos en las cuentas de otros (que hemos de tener en cuenta, claro), sino más bien en las nuestras.

Despertemos a los nuevos días procurando que las cuestiones fundamentales funcionen. Nos hemos de preparar para dar con los motivos más sinceros. Apliquemos los remedios propios, aunque tengamos en cuenta los de otros.

Actuemos con actitudes tranquilas intentando que funcionen las esencias de una vida que tiene sentido en las búsquedas y en las llamadas de otros, incluso de nosotros mismos. Persigamos la emoción a flor de piel para no fracasar.

Hemos de renovar el espíritu cada día y asimilarnos a los que tienen ese carisma que ha de superar los lenguajes de derrotas de otros tiempos. No olvidemos la fuerza de los planes desarrollados desde óptimas intenciones.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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