martes, 27 de noviembre de 2012

Ser buenas personas

Hablemos de amor como base para edificar lo más hermoso. Todo en positivo contribuye a que los resultados lo sean también. Busquemos por doquier lo que nos puede salvaguardar. Hemos de darnos un empujón con tintes optimistas.

Resumamos lo que nos merece la pena y actuemos desde la premisa de no permitir que nada se quede atrás. Procuremos avanzar con la dicha de estar vivos y desde el milagro de una creación didáctica. No ultimemos detalles hasta que llegue el momento del agrado.

Persigamos los detalles que nos hacen felices, que nos permiten admitir lo pequeño y también lo fundamental. Todo es preciso en el reino de los grandes cielos, que han de perfilar los entusiasmos para aclarar la mirada de quienes vienen por sendas extrañas.

Seamos personas. No olvidemos por qué estamos aquí. Debemos ayudar, hemos de consolidar la paz, la armonía, la felicidad, como subrayamos, desde la justicia cotidiana. Seremos las actuaciones y las actividades que podamos protagonizar. No pregonemos el desconocimiento sino el acierto de continuar desde planes estupendos.

Las consideraciones más prácticas nos deben importar, pero también esas minúsculas caricias que nos hacen sentirnos bien con nosotros mismos. Miremos a los ojos de los conciudadanos y seamos en ellos, con ellos, buenas personas.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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