lunes, 21 de enero de 2013

Por las veredas de la felicidad

Nos importamos mucho. Eso lo sabemos, pero, al tiempo, hemos de demostrarlo como acicate y demostración de cara al futuro que podemos y debemos compartir. Hagamos caso a lo que sentimos. Seamos espléndidos en las emociones, que han de intensificarse.

Seamos honestos en el afán, en cuanto hacemos, procurando progresar en lo que tenemos en el entorno. La realidad nos debe distinguir con paciencia y buenos fines. No pospongamos las etapas y sus consecuciones, o los intentos cuando menos.

Atemperemos las medidas para que surtan sus convenientes efectos. No demoremos las actuaciones. Seamos activos en todo cuanto ha de ser. No mostremos apatía ante lo que gusta. Implementemos lo que nos atrae.

Experimentemos la gloria de estar vivos, de existir entre los demás, con los otros, procurando avances que nos destaquen lo que tiene algo de sentido, todo el sentido. La universalidad nos ha de complacer desde la creencia en lo que desarrollamos.

No rompamos las premisas con las que hemos crecido. Si hemos creído de verdad en ellas, no pueden quedarse atrás o en la nada. Defendamos aquello en lo que confiamos. Los valores nos darán mucha fortaleza para vivir, para transitar por las veredas de la felicidad.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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