viernes, 5 de octubre de 2012

El caldo de la felicidad

Acerquemos el amor a cada actividad que hagamos y no dejemos que se quede atrás ninguna afirmación que no podamos comprobar y extender. Dibujemos el recorrido vital con expresiones hermosas, con belleza, y no apaguemos los motivos que nos pueden dar alas.

Subrayemos los motivos que nos atraen, y sepamos que la distancia no es siempre el recorrido que hacemos entre dos puntos físicos. Hay márgenes intelectuales que hemos de tener presentes antes de detenernos ante los malos tiempos, que nos pueden frenar, pero nada más.

Intensifiquemos la búsqueda de emociones que avalen cuanto somos. Hemos de añadir expresiones deliciosas como base para avanzar en las rutas que nos regala la existencia de manera constante. No siempre las vemos, pero debemos hacer el esfuerzo para contemplarlas y entenderlas.

El ser humano tiene muchas opciones. Hay que aprovecharlas en todos sus extremos, en sus términos medios, en sus inicios y finales, en sus cuestiones fundamentales y en aquellas que nos magnifican con sus cautelas y buenas intenciones. Moderemos siempre los pasos acelerados, y procuremos ser felices con lo que tenemos, que siempre ha de bastar cuando hay salud y para comer y educarnos.

Hablemos de lo posible y mejoremos las situaciones que fueron inercias en otras etapas. Gustemos de los buenos platos y de las compañías agradables. Seguro que siempre serán un buen plan para cultivar el caldo de la felicidad.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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