jueves, 7 de julio de 2011

Llegamos a puerto

Sorprendamos a la vida con más ensueño, con una bondad natural que nos propicie cambios y mejoras constantes. Hemos de aterrizar en la existencia misma con la voluntad más firme, con las ganas de corretear hacia ese mismo momento de dar con el conocimiento pleno de las esencias que nos garantizan, o pueden, la felicidad a la que tenemos derecho.

Sabemos más, y más sabemos gracias a las consecuencias de una existencia de plenitudes con las que queremos crecer. Nos hemos enseñado cada día en el mismo instante de las extremas caricias que nos permiten conocer las transformaciones en las que creemos. Hemos sido fuertes.

Tengamos la intención como punto de partida para dar con las oportunidades de negocios señalizados en los puntos que estimamos intermedios. Hemos tomado en consideración la colmatación misma de las cuestiones que hemos de contrastar como cruciales para aminorar las actividades diarias.

Salgamos a ver lo que nos sucede en una existencia que nos puede. Hemos dado favores que nos consultan qué hacer, y creemos que, con el tiempo, lo sabemos. Hemos disipado dudas. Las transformaciones nos han insertado en aspectos de seguridad que nos hacen expertos. No podemos negar lo que fue.

Hemos hablado de vivir, y vivimos con exigencias que nos proponen continuar con unas adelantadas cautelas que nos regalan derechos estupendos. Hemos sido. La vida nos consulta vacilaciones que han de suspirar para dar con el suficiente impulso para movernos.

Nos acercamos a lo que fue, a lo que tuvo un tanto de aprendizaje. Ahora hemos de tratar que las incorporaciones nos conduzcan por adelantos respecto a otras eras, que no fueron tan provechosas. Lo deben ser en adelante.
Superemos las inclemencias intentado sacar partido a los errores y omisiones. Lo peor es ahora lo mejor, y así nos hemos de rescatar. Las emergencias se superan con paciencia, con aprovechamientos de las ocasiones que nos han de dar soluciones naturales a lo que antes fue puro agotamiento. Nos comentamos lo que sentimos, y, así, llegamos a puerto.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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