lunes, 12 de septiembre de 2011

Optimizar los recursos del progreso

El progreso certero y manifiesto tiene mucho que ver con sacar partido, al cien por cien, a cuanto tenemos. La lógica juega una buena partida en estos casos, si queremos, que podemos. Creo que las posibilidades de las nuevas tecnologías, al igual que ocurre con nuestros cerebros, están por redescubrir y por optimizar. Es evidente que, con ellas, hay redundancias que podrían evitarse, tiempos que podrían ganarse para tener vidas mejores, conocimientos que se podrían intercambiar, amén de experiencias para no repetir constantes errores, así como medidas que podrían o deberían perfeccionarse a un ritmo mayor, teniendo en cuenta que la información puede fluir con más selección, con más criterio, con más brillo y claridad, con fórmulas más rentables en todos los sentidos. Parece lógico, y entiendo que es sencillo de explicar, y complicado de poner en práctica, quizá por la propia naturaleza humana.

Lo que está ocurriendo es que, a menudo, ganamos en inmediatez, en celeridad, pero no en beneficios reales, es decir, en ganancias que provengan de los mejores pensamientos, de esos que surgen de las mentes más brillantes, de las más solidarias, de las que nos pueden hacer cambiar hábitos en las relaciones y en las opciones que tomamos. Lo que sucede, igualmente, es que eso supone un esfuerzo, un sacrificio, que no hemos sabido interpretar convenientemente.

Unos hemos crecido en otro modelo de aprendizaje, y nos hemos incorporado más tarde o más temprano a un modelo tecnológico que no es nuestra lengua madre. Otros están a mitad de camino y saben tanto, o tan poco, del actual sistema de trabajo y de avance en todos los órdenes, que tiene multitud de posibilidades. Quizá ponemos más expectación en aquellos, y aquellas, que han arribado al mundo, y han incrementado su sapiencia, únicamente en un territorio netamente digital, solo a través de él.
Sus mentalidades, las de los tres modelos, son diversas, pero deberíamos ver lo que hay de bueno y de malo en todas ellas para incrementar las inercias de progreso. Las nuevas tecnologías no son ni muy sencillas ni muy dificultosas. Tampoco se trata de verlas como apocalípticos o integrados de manera absoluta. Todo depende del cristal con el que miremos. Como todo en la vida, está supeditado al uso que hagamos de las TIC´s, esto es, a la responsabilidad que seamos capaces de imprimirles.

Compartir modelos y avances

El conocimiento, y que no suene a tópico, es el que proporciona un valor añadido en y a la vida. Optimicemos, pues, los tiempos y las fases del saber que podemos protagonizar. No tiene sentido que los alimentos sobren en un sitio y que falten en otros. No tiene sentido que no podamos prevenir algunos sucesos, algunos males, algunos eventos, cuando los satélites, las capacidades de trillar datos y de cruzarlos con historias anteriores nos pueden dar avances preventivos de lo que puede acontecer. Hablo de desastres causados por los humanos o por la Naturaleza, y también me refiero a la falta de medicinas y de medios sustanciales para un deambular digno para todos, para los que poseen más y los que tienen menos. Tampoco parece de recibo que no podamos compartir modelos administrativos, bancos, servicios de información, medios y recursos en general, en vez de vivir en compartimentos estancos, incluso taponando algunas transmisiones de hechos o de comentarios para que otros no sepan lo que nosotros conocemos.

La información es poder: sí, así es. No obstante, el saber compartido nos da más sabiduría y poder a todos y cada uno. Puede que también nos proporcione una mayor y más responsable igualdad: por eso nos puede regalar ese tono de equilibrio tan necesario hoy en día. Por ello es igualmente preciso que nos vayamos educando en la mesura, para que no haya abusos, para que no se pierdan cosechas que se necesitan en otras partes del mundo, para que valga un poco lo que a veces, muchas veces, se olvida y se pierde en la misma nada.

La verdad nos hace libres, y ahora, con las nuevas tecnologías, podríamos estar en una verdad coparticipada, integral, consensuada, con implicaciones maravillosas para la sociedad, en la búsqueda de que no falte lo mínimo en parte alguna y para que no haya excesos perniciosos que se pierden en otros lares. Las TIC´s pueden ayudar a la economía, y a la justicia, y, por lo tanto, a la paz. La paz es el camino, es el camino más rentable, lo cual es también un concepto sumamente económico. Sé que esto es mucha teoría, pero pongamos casos concretos desde esta óptica, y seguro que daremos con respuestas plausibles a muchos de nuestros actuales problemas, con toda probabilidad a la mayoría. Hay muchos instrumentos a nuestro alcance: se trata de tocarlos y de ponerlos en valor.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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