viernes, 28 de diciembre de 2012

La cosecha del esfuerzo diario

Nos hemos de dar una entereza callada con una voluntad firme de progresar. Hemos de procurar que salgan adelante las voluntades con las que nos creemos parte del universo. No debemos parar ante las encrucijadas que nos alimentan con sones de previsiones queridas.

Aglutinemos capacidades de transformaciones con unas señales que sean fruto del entendimiento. Nos debemos dar unas fórmulas que aclaren los cambios con los que nos sentimos dichosos. Nos hemos de propiciar unos elementos con los que anclarnos a las diversiones de siempre.

No rompamos los techos de las experiencias que fueron claves en los universos de aquellos aspectos que fueron más honrosos. Nos debemos topar con las gracias que nos han de presentar los criterios más adecuados y diversos.

Avisemos del orgullo que supone el compartir con unas destrezas que han de concluir con la cosecha más hermosa. Lo que fue lindo debe seguir siéndolo. Hemos de dedicar nuestras capacidades a ello. Procuremos no fracasar, y, si así fuera, de lo que se trata es de volver a intentarlo.

Hagamos caso al corazón con las destrezas que nos vengan dadas, aceptando las mieles de unas universalidades con las que ir creciendo cada vez que sea posible. Todo tiene una motivación: debemos indagar para dar con ella. El esfuerzo diario, no lo olvidemos, poco a poco nos dará su cosecha.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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