domingo, 29 de mayo de 2011

En el dinamismo comunicativo

Nos emocionamos escuchando las palabras que tienen en cuenta los momentos y las opiniones de las mayorías, sin desatender los sabores más minoritarios.

Separemos lo que es de lo que no fue, y digamos, siempre digamos, todo lo que pensamos con una atmósfera de peticiones clarividentes.

No podemos asistir recurrentemente a la realidad que nos trastoca con sus planes de emociones indelebles. Nos debemos mirar, y algo debemos ver.

No friccionemos inútilmente. Hemos de continuar hasta ese instante de pureza total con las influencias de quienes nos regalan segundos que se convierten en horas por sus calidades y actitudes.

Nos hemos de considerar con una hermosura más que básica, con una distracción de los motivos que son y que fueron con una expresión de causas sin límites. Nos hemos de prestar el mejor eco. Llegará.

Sintamos esos valores que hacen honor a los derechos de todos, aprendiendo humildemente, sin soberbias ni negligencias. Los errores han de servir de acicate para no repetirlos, como imagen de lo que no debe suceder en más ocasiones.

Las convenciones pueden valer, pero también hemos de saber arriesgar con y sin motivos visibles. Trasteemos la realidad con un poco de buen hacer. Juntemos lo que sabemos, y seguro que daremos con más aires frescos de los que imaginamos. Los procesos ya están en marcha, y en ese dinamismo comunicativo nos hemos de mover.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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