lunes, 30 de mayo de 2011

Exponentes de ciudadanía

Soñemos con soñar, con ver el mutante vivir, con experimentar los gozos que son sombras, con dar con los demás, con sentir que las espumas de la comunicación se convertirán en aguas densas y profundas en el trazado del mismo conocimiento real que anhelamos, que buscamos, que perseguimos, que tenemos.

La existencia es algo más que un trámite en un escenario que siempre invita a recorrer espacios que suponen una transcendencia de lo que observamos. Suplamos las carencias con unos entendimientos de esfuerzo mayúsculo. Funcionan.

Hagamos caso a los elementos que nos rodean con unas texturas un poco más singulares. Ganemos ese sitio suficiente para amar, para separar los condicionantes y todas las circunstancias que impiden que se solventen las carencias que detectamos todos. Actuemos con astucia comprometida.

Lo extraño se ha de añadir a las virtudes con las que caminamos un día sí y otro también. Tenemos más recursos de lo que contabilizamos. Las rutinas hacen que no veamos todo cuanto tenemos. Las vertientes de los buenos caminos nos deben ayudar a vivir más y mejor.

Postulemos por los caminos a medio o largo plazo. No hay prisa, no debe haberla. Nos hemos de sumar a las mejores experiencias desde el distingo de lo importante y de aquello que no lo es. Conversar sobre lo que pasa y acerca de lo que ocurre puede ser una buena medida para saber, para poder conocer, para aproximarnos a lo que nos conforma como personas, como seres humanos, como miembros y exponentes de la ciudadanía.

Juan TOMÁS FRUTOS.

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