lunes, 30 de junio de 2008

Sin problemas

Estamos con el pie en tierra, con la voluntad menos querida, con la noche de los tiempos básicos.



No vamos a vivir en la batalla permanente. Nos ahogamos en una mesa de redonda factura.



Me vale lo que me ofreces ahora que nada tiene el sentido que le dimos en un principio. Nos morimos en un vaso.



Hemos mirado hacia ese lado en el que todo se ve de cualquier modo. Nos modificamos con planteamientos rotos.



Golpeas mi moral con mucha ignorancia y me añades a una voluntad que sufre en el silencio de la noche, que es toda tuya.



No estaremos en ese todo que será la ocasión de una ilusión bendita. Nos ponemos en marcha.



No te diré hacia dónde debo ir ahora que voy con la consulta a mis espaldas. Nos anochece con bendiciones de todo tipo.



Te he querido por lo que eres, porque supones más sin que seamos idénticos. Nos miramos a la cara.



La playa en la que estamos nos ofrece conclusiones de doble perfil en la que nos asomamos con todo el bagaje.



Hemos pedido casi todo lo bueno para ser más y mejores. Nos hemos enseñado la vida, el amor, la trayectoria que hemos de compartir.



Vencemos el veneno de la memoria con más complejos, de los que saldremos sin problemas.



No te quedes donde la voluntad es sueño, donde el sueño de la razón se queda sin fantasía.



Me ofuscas con planteamientos que me duermen con una vela y con entierro y todo. Troceamos la vida.



No te empeñes en callarte ahora que nada es lo que parece. Nos tumbamos. Hemos sido menos.



Nos negamos a ser nosotros mismos. Hemos avisado de penitencias que quedan en una esquina.



No podremos trazar el rumbo de un destino aminorado con la vehemencia de quienes guerrearon en la larga espera.



Presumimos de buenos amigos que nos ponen a prueba. No podremos aceptar que las cosas son más o menos.



Nos presentamos como buenos amigos, que lo somos, y pedimos cuentas con registros y razones variadas.



No podremos asistir a cualquier insistencia de las que nos vienen de calle. Nos preferimos.



No pedimos que el reflejo quede en el agua, ni que ésta esté limpia, ni que seamos menos, ni más…



Escudriñamos un destino que nos ofrece tumbas donde acostar nuestros sueños, heridos por lo que sucede.



Nos hemos puesto a trabajar con la noria de una vida que nos estampa besos que no podremos darnos.



Nos dedicamos a cuestiones que nos llenan de trampas que no podremos aceptar en modo alguno.



Nos causamos ese dolor que nos distancia de las tentativas que no surgen con efectos supuestos.



Nos llenamos de un amor que surca océanos de premuras y querencias. Nos damos mucho sentido.



No volveremos a ver lo que nos distrae con enseñanzas poco aguerridas. Nos tumbamos.



No podremos considerar ese plan en el que todo es lo que nos gustaría. Nos veremos tan bien como somos.



Hemos acudido a una versión de raíces profundas. Nos hemos dicho que todo tiene ese sentido del gusto que podremos aceptar con reglas fijas.



Nos llamamos con unas enseñanzas que nos incluyen en esa balsa de aceite de recorrido diverso.



No podremos tocar ese fondo de maravillas y sorpresas. Nos ponemos en forma. Hemos acudido a amarnos más.



No vemos lo que nos asombra con restauraciones y sensaciones nuevas. Nos conformamos con estar.



No es ni poco ni mucho. Nos agobiamos en la regla de tres que nos fecunda de intenciones complejas.



No daremos con la emoción de un día que nos incluirá en el sitio más adecuado. Nos consultamos.



Hemos insistido en las voluntades de un mundo de penitencias y de decoros sufrientes. Nos comentamos cosas.



No vemos donde estamos, ni somos, ni podemos, ni queremos, ni nos enseñamos. Hemos quedado para otra ocasión.



Nos miramos en la noche de unos tiempos complejos. Nos contrastamos algunas apariencias.



Nos vertebran con similitudes de asombros complejos. No daremos con el juego. Estamos bien.



Nos hemos puesto a dudar con una vacilación permanente que nos hace sentir que las cosas están.



Nos vemos en un portal de amistades sencillas que nos imponen como seguir de la mejor manera posible.



Nos rompemos en mil pedazos que nos hacen secundar las distracciones que nos incluyen donde más queremos.



No veremos el espacio que queda atrás. Las tentativas nos hacen seguir como si todo tuviera una apariencia de destino universal.



No podemos vivir de actividades poco activas, de empecinamientos de decoro imposible, de razones alejadas.



Nos hemos doblado por tantas mitades que es mejor que no veamos donde están las cosas, que, sin duda, nos llenan de buen humor.



No te veré en la noche de los tiempos, que haremos viajera como la vida misma. Nos perdemos un poco más.



Hemos agotado las pocas paciencias que nos quedaban en un tarro del que no vamos a tomar ni la mitad.



Nos agarramos a cuadros ardiendo que nos impiden seguir como si todo tuviera un poco de más sentimiento.



No podremos aglutinar las impaciencias que nos llevarán a una especie de lenguaje de derrotas.



Nos traspasan con resortes de todo género. Nos bañamos en una multitud mayúscula. Hemos llamado tarde.



Vemos como conformar la unión de unas voluntades que nos agrietan el ánimo con el placer más terrible.

...

Nos vehiculazos con resortes y elementos que nos dibujan pequeñas realidades. No somos nosotros mismos.

...

Nos envidian por una amistad que compartimos a lo lejos. Hemos visto esto muy cerca. Nos hablamos bien.

...

No te quedes en ese punto de inflexión que nos derrumba a la menor ocasión posible. Sustituimos el punto de la gran verdad.



Señalo hacia ese lugar que es apatía que recrea las emociones más sinceras. Quedo a tu lado. No soy tú mismo.



Me embarco en las carencias más absurdas con lo absoluto como base que mide la altura que no vemos.



No podremos negociarlo todo. Hemos divisado una garantía que nos propone no ser, no estar, no poder.



Nos hemos gozado en la noche de los tiempos que se encargaron de lo remoto. No podremos mucho más.



Nos hemos contado que las cosas son como son mientras medimos los campos de una victoria medio estúpida.



Nos hemos acostumbrado a ser lo que nada es. Nos desayunamos un afán que puede con nosotros.



Pregonamos una razón que registra lo que pudo ser algo más. Nos comentamos cosas. Hemos dicho que vale.



No sabremos contar las emociones cortas en las que el todo es la nada en la que creemos con todo tipo de garantías.


Sueño con verte en otro recorrido, con espacios diferentes, en la noche de unos tiempos que nos proponen tener menos.

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