Miremos esa vida que nos sorprende y veamos en ella el amor.
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Nos hemos de superar entre batallas de pensamientos queridos.
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Abonemos los pronósticos. Se han de cumplir.
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No es posible, pero en el amor lo es.
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Nos conviene el deseo, siempre nos conviene, cuando su licitud viene de ayudar a los demás.
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Hemos de prestarnos los asuntos del amor.
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No podemos quedarnos sin decirnos lo que nos queremos.
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Hemos soñado siempre, y siempre nos hemos visto.
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Nos cuesta ser, pero hemos de animarnos desde la hermandad.
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Cuajemos ese cariño en modales, en comportamientos, en adelantos.
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Nos liberamos cada día con adelantos hacia el claro anhelo de libertad.
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Posibilitemos lo que somos con un buen comportamiento.
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Todo es como decimos. Nos queremos.
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Culminemos esos fines que son cualidades entre amores de santo y seña.
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Hoy nos vemos bien, muy bien, porque nos respetamos, nos admiramos, nos deseamos.
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Hemos abierto los diversos planos.
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Los abrazos curan. Por eso sonreímos cada día, por la lealtad de nuestros abrazos.
J.T.
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