En movimiento ante ti

Te adopto ajustándome a tus contenidos. Tu presencia es “celestial”. No puedo ni debo. Respondo a tu voluntad. La posición es la que es: te quiero y basta. Nunca estaré contra a ti. Tengo el propósito de liberarme a través de tus labios, de tus gestos de afición y de apoyo firme. Estamos en un acuerdo de principios que promueve un marco de sensaciones localizadas en tus ojos, que me guiñan un acto que ya ha venido. Nos hacemos cargo de un vacío que aliviamos con paños calientes. La legitimidad de este momento viene sin sorpresas. Constituimos un foco contra la enfermedad de la soledad. No hay precipitación en este estrechamiento de manos. Al final, hemos llegado, hemos sido, nos hemos conformado. Hemos buscado una magnificencia que ahora nos conforma con razones objetivas y subjetivas. La belleza nos atrae, pero, sobre todo, es la hermosura interior la que nos formula el secreto para el fin de la apatía. Empezamos a recuperar el aire que nos daba vida. Destacamos unas alabanzas que encarnan la festividad que demuestra el consejo con asuntos que contestan las verdades y otros conceptos. El cómputo es positivo. No derramaremos la energía. Eliminaremos los obstáculos que contienen unas publicidades engañosas. Interesa un clima de paz y de convivencia. Las discusiones han de liberar desde la iniciativa sustentada en la confianza. Las tácticas han de buscar y de encontrar sin enfrentamientos. Ganamos las horas con las reflexiones que amparan las principales referencias. Nos entretenemos. Las trombas de agua son contenidas y nos enlazamos con movimientos interiores y exteriores. Nos vienen con llamamientos a unos congresos donde participamos en ideas de frecuente dicha. No aceptaré las puertas ni los arañazos repetidos. Seremos responsables y nos daremos consensos que contemplen los pesos de ambos lados de la balanza. Evito, por otra parte, los comentarios jocosos y sin condiciones, los que auspician las habladurías, e inicio un movimiento que no tendrá fin.