Parecías
esa meditación
hecha carne,
fruto de sensaciones
largamente soñadas.
Parecías
ese afán logrado
desde la experiencia
más tierna
y menos soluble.
Parecías
un salvavidas
presto a cautivar
la vida solitaria
a la que los malos hados
me condenaron.
Parecías:
tras un tiempo
te he visto
y no te he visto.
Por eso sé que no.
De nuevo lamentable.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario