Pido para este año paz, amor, comprensión, solidaridad, buenas formas, señales de entendimiento y ejecución de los mejores pronósticos.
Reclamo para todos sensatez en la comunicación, cercanías, intentos de "empatizar" para dar con esas claves que nos insertarán en la concordia a la que tenemos derecho.
Solicito también que tengamos en cuenta la relevancia de los papeles de todos y cada uno de nosotros. Somos importantes incluso en lo más minúsculo. Sin los demás no tiene sentido el trabajo, que se ha de ver, en mi humilde opinión, desde la óptica societaria.
Demandemos tiempo para los amigos, para los que nos quieren, para aquellos que creen en el pacifismo y en el pacto, en ese acuerdo donde todos cedemos y todos ganamos. La certeza en lo positivo de la mancomunidad se advierte en sus propios logros y resoluciones.
Requiramos la intervención de cuantos dicen que nos aman. No hay mejor estima que la que se demuestra andando. Obras son querencias, y lo demás menudencias.
Reivindiquemos derechos fundamentales, con sus oportunos deberes, de modo que vayamos en pos de lograr unos lazos de amistad sincera y sólida. Hemos de refrescar las iniciativas y actividades que se han de mostrar cotidianamente. No fracasemos por no intentarlo.
Imploremos ciertos milagros, que todos podemos realizar, pues todos podemos contribuir, con poco y con mucho, al bienestar ajeno. No olvidemos que quien no siembra no tiene derecho a recoger.
Pretendamos esos nexos que nos hacen fuertes con y en los demás, y aseguremos los pronósticos en sus mejores consecuencias solidarias. Lo positivo que recae en los demás también nos convierte en mejores personas a quienes ayudamos a que así sea.
Hagamos, en todo caso, la comunicación más extensiva y noble, y no paremos pensando que los quehaceres se pueden acabar mañana. El hoy, trabajando a medio o largo plazo, claro, es lo más importante.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario