El mar nos trae
soluciones colmadas
de intereses y de amistades.
La bondad nos recrea
en ese escenario
que es abundamiento de futuro.
Nos recalcamos
desde las emociones
más sinceras.
Las posiciones
nos colocan con preparativos
que avanzan.
Hemos visualizado
las memorias de antaño,
que adquieren dimensiones
de carácter extraordinario
en la actualidad.
Brota el amor.
Nos tenemos,
y por eso vamos donde queremos,
donde podemos,
que es pura extensión de nosotros
mismos,
con un sí de cariño hermoso.
Nos comunicamos
por cielo, mar y tierra.
Nos pertenecemos
en este viaje permanente
en primera clase.
Nos alegramos.
Tiene que ver
con dónde estamos
y con el porqué estamos aquí.
Hay gratitud a raudales.
Juan Tomás Frutos.
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