Te
encuentro en fiestas, y me regalas una enseñanza que tiene similitudes con este
tiempo, puede que con cualquier era, pero ahora lo advierto especialmente. Sí,
será que me abres los ojos con tu valentía torera.
Nos
paseamos entre procesiones y elementos comprometidos con la fe, con la
esperanza, que santifican lo sencillo y nos hacen vivir con promesas reales,
cumplidas en la medida en que queremos.
Eres un
hombre, según me dices, agradecido con el destino, que, a veces, muchas, es caprichoso.
No obstante, sabes dónde nos lleva cuando buscamos la inspiración desde el
respeto y el trabajo serio.
Me cuentas
tus proyectos, que hago míos, y por eso te deseo de todo corazón que te vaya
bien, genial, con las importancias relativas que nos conceden la felicidad.
Hay magia
en ti, porque hay esperanza, y no sólo es porque estemos en fechas de
jovialidad: entiendo que todo lo relevante es porque lo aceptamos en sus
circunstancias y en su momento. El último año ha sido provechoso para ti, como
torero y a nivel personal. Todo seguirá como debe en esos alberos que brindan
arte y coraje.
Me regalas
un autógrafo, que es una manera de tenerte presente en mi realidad
cercana. Gracias. Continuamos.
Juan TOMÁS
FRUTOS.
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