Adoramos
el momento de un abrazo
que no meditamos.
Por eso lo damos
con toda la fuerza,
sin pensar en miradas
o en futuros,
que serán en la cercanía máxima.
Nos hemos echado en falta,
pero ahora tenemos
todo el tiempo del mundo
para querer y ser amados.
En eso consiste la verdad,
que es, precisamente, lo que sentimos.
Nos disfrutamos.
Juan T.
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