Me topo
con una entrevista por televisión. No sé de cuándo es, pero lo cierto es que me
sabe a eterna. Lo que dice el invitado es válido en todo instante, en cualquier
etapa.
Habla de
valores, de buena alimentación, de tiempo para uno mismo, de coraje, de objetar
a los malvados, que crecen, según refiere, gracias a los silencios y a las
tolerancias mal entendidas.
Le gusta,
a nuestro protagonista, sacar partido a lo óptimo de cada lugar, de todas las
gentes. Reacciona, indica, ante la adversidad y cree en la felicidad. Todos
coincidimos en las conveniencias de estas palabras, que, como glosa
estupendamente, se sustentan en la acción.
Subraya
que se vuelca con los débiles. Rememora que es un derecho y un deber
constitucional. Tiene mucho porque cree que la clave está en la Humanidad.
Busca y encuentra. Afirma estar preparado.
La fe en
él, como en todos, mueve lo más pesado. Reitera, recurre, persevera, no alberga
miedo, al menos no como un referente que domine.
Tiene
sensibilidad. Trabaja la logística para avanzar. Reúne un compendio necesario
para afrontar balances y pugnas en un albero que va más allá de la plaza. Es,
indudablemente, una clave de éxito. Por eso me grabo la entrevista, con el fin
de escucharle de vez en cuando. Seguro que iré percibiendo más matices.
Juan TOMÁS
FRUTOS.
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