Nos nombramos en una nueva escuela que adquiere aires de pureza y de juventud ante un estimado afán, que nos lleva.
Nos liberamos en un instante que propone qué es lo que podemos desarrollar para estar en el mejor punto. Nos hablamos.
Todo se concita para este instante que nos rodea de magia. Nos hemos comprendido. Nos llamamos por nuestro nombre.
Nos incluimos en una gran verdad que nos rodea de vibraciones muy buenas. Nos gozamos. Hemos aplicado óptimas medicinas.
La vida es lo que es. Nos acomodamos. Las premisas son ciertas, y más en la espera que nos consuela.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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