Estamos en tiempos de crisis. Eso no quiere decir que
el mundo se acabe. Prefiero verlo desde la perspectiva griega de puesta en
cuestión del modelo vigente, que es el significado en el que entronca, este
término, sus raíces. Todo está cambiando, en los planos político, económico,
social, cultural… Tengamos presente que la vida, siempre mutante, es eso que
sucede mientras hacemos planes.
Por eso me gustan los debates, los congresos, los
talleres, las ponencias interactivas en busca de emociones, de razones, de
intereses que, en el fondo y en la forma, que, en sus orígenes y llegadas, han
de tener puntos comunes, y no por un afán de homogeneidad, sino,
fundamentalmente, por la necesidad de avanzar en y desde el conjunto, que es
como se consigue todo.
Estos días hemos estado, precisamente, siguiendo en
Murcia un Congreso Taurino de carácter nacional donde han salido a colación los
ingentes asuntos de la Fiesta, que pasa por un momento de mirada recíproca
entre quienes son los protagonistas en el albero y aún antes de ubicarse en
éste y el público en general.
No se deben denostar ni ignorar a quienes no creen en
este arte, en esta tradición, en estas ceremonias que tienen mucho de
antropología apegada a determinados territorios y perspectivas históricas. Es
bueno salir a la calle, como relataba Mairena, y contemplar lo que sucede. A la
par de palparlo hemos de hallar desde la educación la manera de glosar nuestras
verdades.
No olvidemos que los asuntos del corazón llevan
tiempo. No importa que haya dudas o fluctuaciones. Es cuestión de perseverar en
el camino sabiendo que llegaremos a un interesante puerto porque nos mueve la
buena intención. Esto habrá que repetirlo sin pugnas ni desaires.
Hay talento, como se demuestra en las aseveraciones y disertaciones
del citado Congreso, para defender aquello en lo que se confía, que es mucho y
atañe a generaciones que nos enseñaron que arte, alegría, vida, muerte, deseos,
valores y capacidades de toda índole se congregan en unos acontecimientos que
definen una amplia parte de lo que somos. Quitarnos esa dosis es perder una
definición auténtica. Sin bondad y certezas, no lo olvidemos, no vamos a sitio
alguno. Contemos, por favor.
Juan
TOMÁS FRUTOS.
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